lunes, 24 de agosto de 2009

"El síndrome postvacacional no existe"

DÍA XXXVIII. DeC.

Hace un par de veranos, época en la que no suele haber ningún hecho noticiable y las redacciones se dedican a hacer recopilaciones y entrevistas "de guardar", me tocó encontrarme con un psicólogo.
Antes incluso de comenzar a preguntarle, ya me avisó: "eso del síndrome postvacacional es una gilipollez" (es posible que su palabra fuese tontería, pero yo le doy énfasis así, además soy un poco malhablado). Así que la intención de mis jefes, que era una noticia sensoacionalista sobre lo deprimidos que ibamos a estar todos después de volver en agosto, se quedó en aborto.
Por supuesto, al personal de arriba no le gustó nada eso de que intentase desmentir el síndrome postvacacional. Todo ello a pesar de que les enseñé la entrevista y trate de convencerles con argumentos del psicólogo mediante. Pero nada, oye, que querían algo que venda y ya está.
Al final, conseguí disfrazarlo con un titular un poco técnico y, supongo que mis jefes no debieron entenderlo porque tampoco se quejaron.

El psicólogo me decía que la gente no se deprime por volver al trabajo. Y que, de hecho, síntomas como irritabilidad, tristeza, insomnio, dolores de cabeza, alteraciones en el apetito o desmotivación se devían a problemas previos en el entorno del trabajo y no a la vuelta en sí.
Es decir, si uno odia su trabajo bien por mobbing o acoso, no odia volver después de vacaciones, sino tener que enfrentarse a aquello que ya le deprimía antes.

Pienso en esto ahora que leo una noticia de un gran estudio de Randstad que dice que el 57 por ciento de los españoles sufren este inexistente síndrome. La empresa encuestante, que se autodefine como especializada en Recursos Humanos (en realidad una ETT que consigue trabajos de mierda y se lleva parte de las ganancias), ha llegado a esta gran conclusión después de entrevistar a 1.600 personas de toda la geografía española durante el mes de agosto. Y, por lo que se ve, la agencia EFE ha tenido a bien darle un poco de fuerza a ese gran contenido para que los periódicos pudiesen utilizar la información.
Muy ético todo. Sobre todo teniendo en cuenta que Randstad es parte interesada en el asunto. Piratas laborales, todos ellos.

domingo, 9 de agosto de 2009

Metro de Madrid no tiene usuarios, sino clientes

DÍA XXXVII. DeC.

La vocecilla femenina y sugerente que da los avisos en el Metro de Madrid ya no se dirige a usuarios o viajeros, sino a clientes. Hace tiempo que los que utilizamos el suburbano de la capital estamos acostumbrados a ser tratados como tales. De hecho, más que transporte público debería de llamarse colectivo, puesto que los precios para el grueso de la población son bastante prohibitivos.

Pongamos un ejemplo. Un estudiante de menos de 21 años, por ser considerado joven, podrá utilizar el abono transporte (válido para todo el entramado público, incluido trenes y autobuses de determinadas zonas) por un precio módico y más o menos asequible. Sin embargo, cuando ya tiene 22, por arte de magia, deja de ser considerado joven, aunque siga siendo estudiante y por lo tanto sus ingresos sean limitados, y tendrá que pagar unos 20 euros más. Casi nada.

Así que, cuando el otro día escuché que se dirigen así a los madrileños, tampoco me pareció del todo extraño. Ya era hora, de hecho.

viernes, 7 de agosto de 2009

Ya tengo las bombillas

DÍA XXXVI. DeC.

Como es de justicia, rectifico. No lo he hecho antes porque quería ver cómo era el proceso. Y es fácil. Hace unos días me llegó a casa la factura de la luz (bastante alta, pero esa es otra historia), y allí estaban los cupones para la bombilla del Gobierno.
Te acercas a una oficina de correos, se lo das al operario y te devuelve una bombilla de bajo consumo. Así que, el que no lo haga es porque no quiera...