viernes, 19 de septiembre de 2008

La voz precaria

DÍA II. DeC.
Para celebrar mi despido reciente he salido a pasear. Seguro que dentro de un mes, de seguir así, ya no me quedan ganas.


En la plaza de Oriente, en pleno centro de Madrid, entre figuras de reyes con r minúscula y bajo la sombra de Felipe IV, me he encontrado con uno de los ejemplares más claros de la precariedad: un artista.

Mientras desde los bancos le escuchábamos, un par de niños, casi bebes, se han acercado interrumpiendo sus juegos. Y así, dormidos con los ojos abiertos, han atendido la voz de nana de Willy García.

"Me voy a tener que llevar a este señor a mi casa", bromeaba una madre con su hijo en brazos, que no quería dejar el encantamiento antes de tiempo.

Mientras cantaba Ojalá, de Silvio Rodríguez, he decidido invertir los dineros que llevaba reservados para comprar un helado: le he comprado un disco.

Willy no le dedica su obra a su productores. Posiblemente, ni tenga. El álbum 'Sin Razón' no presume sobre el número de ejemplares vendidos. El disco se lo dedica a él mismo. O mejor dicho; a su sueño.

"Basta con la rutina, esas formas que te convierten en un ser vacío, esclavo del tiempo. No me interesa el mañana, mejor el hoy, quiero vivirlo con locura, desenfrenadamente, como si fuera el último segundo por vivir. Es fundamental saber que existimos, tenemos un compromiso con este planeta, su gente... Luchemos por la belleza, por el amor, caminos del arte, de la vida.
Agradezco al que se detiene a escucharme y al que no, todos somos parte de este escenario de colores"

El actúa, ya encontró su escenario.

2 comentarios:

Susana dijo...

Para aquel que dijo en la carretera rumana aquello de que somos pollos camino del matadero... Me gusta mucho la idea de tu blog, y el que me dejes con la duda de si lo relatado es realidad o ficción. Dale caña y actualiza¡
Besos

Guillermo de Baskerville dijo...

Conozco a Willy García y a su musica y creo que es todo un ejemplo de superación. Una persona que persigue un sueño,SU sueño, superando día a día los obstáculos que se le ponen en el camino.