DÍA XVIII. DeC.
La paciencia del parado es frágil, muy frágil. Como el constipado que pelea porque el moquillo no acabe por salirse con la suya, andas concentrado para no perder los nervios. Sin embargo, a veces la vida se empeña en ponértelo muy pero que muy difícil.
Acabo de llegar a casa y no he podido hacerlo montado en mi bicicleta. No me la han robado. Ha sido casi peor.
De manera automática se reproduce siempre la misma secuencia: sales de un edificio, sacas las llaves del candado mientras cruzas la calle, desatas la bicicleta, guardas el candado y te montas en tu medio de transporte. Sin embargo, este último paso ha fallado hoy y menos mal. Alguien me había robado el sillín. Se han molestado en romper un pequeño candado que valía más que el propio asiento.
¿Se puede estar más jodido?
1 comentario:
Buf, van a echar a la mitad de la plantilla de ABC. Parece que la cosa va en serio. Que nos pille confesaos.
Un besote.
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