DÍA XVII. DeC.
Una reunión que a todos nos resulta harto familiar. El jefe de la empresa reúne a sus curritos, a los cuales no ha dirigido la palabra en los últimos años ni cuando va al baño a sacudírsela. Les expone la cuestión en un tono de seriedad y sinceridad que nadie le ha pedido. “Estamos en crisis”, subraya con voz franca. Si encima añade la palabra “compañeros”, mejor que mejor. Invariablemente estas sesiones de compadreo acaban siempre igual. “Quiero mandar un mensaje de tranquilidad: todos sois imprescindibles, nadie se va a ir a la calle”. Temblad malditos. Días después, efectivamente, son varios los compañeros que se van a hacer cola al INEM. Eso sí, los que se quedan ven como hacen el curro de los despedidos con la sencilla fórmula de echar más horas. Es decir, que curran más por menos. Sin embargo, ese apretaos el cinturón que las olas son grandes, no es igual para todos. Resulta que los jefes siguen viniendo en taxi al curro y que desde su despacho sigue oliendo a restaurante caro a la hora de la comida.
Cualquier trabajador sabe que para que una empresa salga adelante no es cuestión de cobrar menos de los 1.000 euros que ya se lleva prorrateados. No, a lo mejor la cosa sería apuntar un poco más arriba.
Este es el caso de una empresa en Chile. No es una revolución, pero es un comienzo al menos. "Este será un año de los más desafiantes y cuando llueve, todos nos mojamos", resume el gerente general corporativo de Sodimac, Sandro Solari. No asegura que no vaya a haber despidos en el futuro, pero por el momento ya le ha bajado el sueldo a toda la plana ejecutiva (unas 300 personas).
http://www.latercera.com/contenido/743_99737_9.shtml
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario